miércoles, 1 de junio de 2011

CUBIERTAS RUSTICAS:

Se califican de este modo a las cubiertas en que se utilizan como material, pajas de diversos orígenes, cañas, troncos y ripia de palmas, entre otros., de producción generalmente local o regional y que se prepara, elabora y confecciona con carácter de industria casera.
Estos tipos de cubierta tienen aplicaciones bastante amplia en los predios rurales y su empleo podría llegar a ser enteramente racional si se alcanzara a subsanar las diferencias de la técnica usual de manipulación de los materiales la organización y ejecución de la estructura de cubierta correspondiente, desde un punto de vista higiénico, de conservación del material, durabilidad de la cubierta y de la impermeabilidad.
CUBIERTAS DE PAJA: Son excelentes para la aislación térmica, de poco peso y bajo costo inicial, pero exigen gran pendiente en sus extendidos para alcanzar la impermeabilidad necesaria; por esta razón estas soluciones están más expuestas a una muy intensa acción del viento, son muy combustibles, exigen vigilancia y pronta reparación en caso de deterioro, pues están propensas a descomponerse transformándose en refugio de insectos y roedores.
Impregnando el material con sustancias ignifugas, como ejemplo, con una solución de fosfato o fosfato de amonio al 4,50 por 100; de borato de sodio o de acido bórico al 10 por 100, adicionadas de un adhesivo a base de cafeína o gelatina, se consigue mejorar eficazmente su resistencia al fuego. Si también se le impregna con sustancias antisépticas conservadoras, como, por ejemplo, solución de sulfato de cobre al 5 por 100, con insecticida a base de DDT, gamexana, insecticidas preparados naturalmente, etc., y se repite periódicamente estos tratamientos, se conseguirá mantener un nivel higiénico satisfactorio.
En los aprovechamientos rurales normales, las pulverizaciones con anticriptogámicos, insecticidas y soluciones de cualquier índole no constituyen una dificultad o un problema.
En las regiones muy lluviosas y sobre todo en las que se producen regularmente nevadas, este tipo de cubierta no es recomendable.
La pendiente de las cubiertas de paja debe tener un mínimo de inclinación de 40 grados ó 1:1,2.
Las pajas utilizadas varían según las regiones; muchas de ellas pertenecen a gramíneas de los géneros (Stipaichu), la paja vizcachera o flechilla (Stipabrachychaeta) las cortaderas (cortaderia dioica y cortaderia araucana), llamadas “cortaderas”; Pennisetum, como el “sibol” (pennisetum frutescens), la paja de los cereales y sorgos cultivados, etc., incluyendo, bajo el título de pajas, para esta finalidad, a los tallos de la totora, de juncos y falsos juncos, y otras especies de la vegetación local.
Con los materiales vegetales se preparan haces de 20 a 30 centímetros de espesor, que previamente se hacen secar al aire seco, evitando fermentaciones en los elementos confeccionados que se utilizarán para techar. Los haces o rollos de paja deberán ser lo más iguales y parejos posible y antes de colocarlos sobre la estructura sustentante, se les hace el tratamiento de impregnación de ignífugos y conservadores.
Estos haces se aseguran sobre un entramado de listones horizontales, los cuales se atan generalmente con alambre dulce. La distancia entre listones es variable y depende de la longitud de los haces, debe cubrir los dos tercios del largo de la faja de la hilera inferior. Las formas de ejecución de esta labor que se comienza siempre desde el alero y se termina en la cumbrera pueden ser diferentes, de acuerdo a las técnicas de cada región y las especies de paja empleadas.
La figura 70 ilustra sobre los detalles de realización de las formas más usuales de “quinchados”. Una forma más racional de confeccionar el techado de paja es la de prefabricar de antemano, en taller paneles de las mismas pajas con soportes o bastidores de cañas o listoncillos para darles rigidez, fuertemente prensados y arriostrados o atados con alambre galvanizado fino, para luego colocarlos como si fueran pizarras o grandes tejas.
Paneles de este tipo tienen un espesor aproximado de siete u ocho centímetros y de 1,2 metros por 0,50 metros. Dichos paneles se colocan sobre el entramado con su lado más largo perpendicularmente a la cumbrera o al alero, formando fajas horizontales bien  ajustadas y se atan con alambre a los listones que han sido dispuestos en sentido horizontal.
Comúnmente cada faja horizontal de paneles cubre a la faja inferior unos dos tercios de su longitud de manera que el espesor final de la cubierta puede ser hasta tres veces el espesor del panel.
La cumbrera se termina con un panel doblado en ángulo dotado por su lado inverso con una hoja de fieltro asfaltado, geotextil grueso o una capa gruesa de tela impermeable, prevención que permite asegurar el aislamiento de agua de lluvia de la cumbrera.
CUBIERTAS DE CAÑAS: Son cubiertas rusticas que se montan en determinadas regiones, donde este material es abundante y económico.
Como es el caso de las regiones tropicales húmedas, en las orillas de los grandes ríos y en las zonas lluviosas y boscosas de las zonas templado frías.
El material de producción local o regional que comúnmente se usa, son tallos de cañas de los géneros guadua, como la caña “tacuara” (Guadua augustifolia), la tacuaruzu (Guadua trinii), la “picanilla” (Guadua paraguayana) , etc., género Chusquea, como, la caña “tacuarambo” (Chusquea ramosissima), la “caña cruz” (Chusquea horentziana), la “caña colihue” (Chusquea coleana), la “quilan” (Chusquea argentina), etc., género Arundo, como la “caña de castilla” (Arundo donax), extensamente cultivada y otras más.
En algunos casos en que se dispone de cañas suficientemente largas suelen disponerse estas directamente desde la cumbrera hasta la solera atándolas a las correas intermedias en una primera capa de base para después superponer paneles prefabricados de longitud variada, de acuerdo con las características de las cañas de 0,60 a 1,0 metro de ancho y 6 a 10 centímetros de espesor, que se colocan formando fajas paralelas a la solera y que se superponen cubriendo los dos tercios de la inferior tal como se coloca en los paneles de paja.
En otros las técnicas y dispositivos son muy variados, cuando las cañas son gruesas como en el caso de las tacuaras, estas se rajan longitudinalmente por la mitad, obteniéndose medias cañas que pueden ser un remedo de la teja colonial, organizando la cubierta en forma similar.
Al material de la cubierta de caña se le impregna con ignífugos, anticriptogámicos e insecticidas, es totalmente mejor que la cubierta de paja, dado que es mecánicamente más resistente.  Puede mejorarse su impermeabilidad y consecuentemente reducir la pendiente del techo pues permite intercalar en ella una hoja de cartón asfaltico.
CUBIERTAS DE PALMA: El área de expansión de este tipo de cubierta es aún más restringida, pues se reduce a la zona donde abunda naturalmente este material.
Las especies más usadas son la Copernicia alba, llamada también popularmente” palma negra”, “palma blanca”, “palma colorada”; la Arecastrum romanzoffianum, llamada “pindó”, y la Tritinax campestris, llamada “palma carandá”. Siendo la más utilizada la mencionada en primer lugar. Con ella se forman tejas más o menos troncónicas de longitudes variables entre 0,60 a 2 metros y ancho de 15  30 centímetros. Para su fabricación se corta el estípite ó tallo en trozos más o menos rectos, se los raja longitudinalmente por el centro y se retira la parte central del vegetal que es un material esponjoso, hasta obtener una cara interna limpia, lisa y cóncava. Estas tejas naturales se impregnan con las soluciones mencionadas anteriormente, ignífuga, anticriptogámica e insecticida. Podemos añadirle un cubrimiento superficial con una solución de creosota o pentaclorofenol y aplicarlas en la cubierta como si fuera teja colonial.
Trabajadas con dedicación, las palmas proporcionan techados durables, resistentes y aislantes, que pueden ser utilizadas en cualquier estructura rural.